La eliminación del Real Madrid frente al Arsenal reveló las deficiencias que el equipo arrastraba a lo largo de la temporada, aunque, gracias a las actuaciones individuales de sus jugadores, había logrado salir adelante, aunque de manera deficiente. Sin embargo, cuando se enfrentó a un conjunto que es sólido y bien entrenado, se evidenció una de las principales limitaciones del equipo: la carencia de un juego colectivo, tanto en defensa como en ataque.
El Real Madrid, un desafío colectivo
Desde cualquier perspectiva, el estilo de juego del Real Madrid parece ser ineficaz. En la derrota contra el Arsenal, esta realidad se hizo más evidente que nunca. En términos ofensivos, el equipo era incapaz de crear jugadas en las tres cuartas partes del campo, lo que impedía llegar a la portería rival.
El primer disparo a puerta de los blancos no se produjo hasta el minuto 53 del encuentro. Todo se basaba en envíos largos, tratando de establecer un pase directo o aprovechando las segundas jugadas. Durante los primeros minutos, con el ímpetu inicial, lograron generar peligro (sin tiros a puerta). Pero tras los primeros diez minutos, el Arsenal comenzó a mostrarse muy cómodo en el partido.
Este estilo de juego del Real Madrid resulta muy frustrante para los delanteros, quienes ven que cada carrera que realizan se convierte en un esfuerzo sin recompensa. Es en este contexto donde surgen los problemas de presión y el agotamiento de los jugadores en la parte ofensiva a la hora de luchar. No es lo mismo iniciar una presión en el campo contrario con un saque de puerta del portero que hacerlo tras perder un balón a través de un pase largo, tras haber corrido y sin tiempo para recuperar el aliento. Así, la primera línea defensiva, que comienza con los delanteros, se convierte en inexistente.
El segundo aspecto relacionado con la falta de intensidad se origina en la forma en la que el Real Madrid ejerce presión. En ningún momento el equipo se desplaza como una unidad cohesiva; cada jugador actúa de manera aislada, sin el apoyo de sus compañeros, resultando en esfuerzos infructuosos. Durante los primeros 20 minutos, el Real Madrid mostró entrega, pero sin fútbol, lo que se traduce en un cansancio que los futbolistas sufren a los pocos minutos de jugar.
Inadecuada actitud de los jugadores.
Quizás este sea el factor más crucial al momento de ejercer una presión adecuada. La dedicación en funciones defensivas constituye uno de los cimientos esenciales que un equipo de fútbol que busca triunfar en la Champions League debe poseer. Los delanteros, como Vinicius y Mbappé, en particular, apenas participan en las responsabilidades defensivas. La imagen de Vinicius entregando el balón en la banda y regresando caminando a posiciones defensivas se ha vuelto común en el campo. Por su parte, Mbappé, que tampoco se caracteriza por su disposición al esfuerzo defensivo, no se muestra inclinado a colaborar y apenas intenta ayudar. Como resultado, el Real Madrid se ve defendiendo con solo ocho jugadores. Bellingham y Valverde se entregan al máximo, terminando exhaustos, mientras que Rodrygo, quien contribuye considerablemente en su lado, se queda sin energía en las zonas ofensivas.
El Real Madrid carece de un juego colectivo, actuando de manera aislada y sin un claro plan, lo que evidentemente se traduce en la falta de resultados positivos. Esto genera un agotamiento tanto mental como físico en los jugadores, quienes, al sentirse superados, se ven incapaces de enfrentar las adversidades. Esta tendencia se ha manifestado esta temporada en todos los partidos que han disputado contra equipos de renombre, y se observó con mayor claridad en el encuentro contra el Arsenal. En el primer partido, los ingleses fueron imparables, y en la revancha, su dominio también creció conforme avanzaba el tiempo.
El enfoque colectivo del equipo de Arteta debería ser un modelo a seguir por parte de los jugadores de Ancelotti. Presionando de manera cohesiva, apoyando a sus compañeros, ofreciéndose en ataque y elaborando jugadas y pases para desarticular las líneas defensivas. En contraste, los blancos simplemente buscaban sombras.
Finalmente, es esencial recordar los continuos problemas de lesiones que ha enfrentado el Real Madrid a lo largo de la temporada y la falta de refuerzos por parte de la dirección del club. Sin embargo, esto no debe servir de justificación. Es verdad que Ancelotti ha estado señalando durante todo el año la necesidad de un mayor compromiso e intensidad, pidiendo refuerzos a Florentino Pérez. Se pueden criticar muchos aspectos del entrenador del Real Madrid, pero él identificó el problema desde un inicio y no recibió respuesta favorable a sus solicitudes.
En este momento, su futuro está en duda; quizás su mensaje ya no resuena con los jugadores, o tal vez los jugadores se han acomodado, sabiendo que, independientemente de su rendimiento, está garantizada su participación. No es justo ahora culpar al único que intuyó el problema desde el inicio y recibió un no por respuesta a lo que solicitaba. Existe una responsabilidad compartida entre más personas en lo ocurrido esta temporada.